Según el informe del 2012 del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) y la Organización Mundial de la Salud (OMS) «State of the Science of Endocrine Disrupting Chemicals », «muchas sustancias químicas sintéticas cuyos efectos sobre el sistema hormonal todavía están por investigar podrían tener importantes repercusiones en la salud». A pesar de que muchas de estas sustancias todavía se desconocen, sí se sabe que muchos de estos químicos pueden causar cáncer de mama o de próstata, problemas en el desarrollo del sistema nervioso, etc.
Disruptores como el Bisfenol A (BPA) o los parabenos los podemos encontrar en productos de higiene diaria, tápers o botellas de agua. Cuando el envase de plástico se calienta, se filtran en el contenido (agua, comida, etc.) altas dosis del químico. Por otro lado, y a pesar de que también se encuentran en el propio medioambiente, las dioxinas son uno de los disruptores que crean más controversia, ya que según la OMS: «Más del 90% de la exposición humana se produce por medio de los alimentos, en particular los productos cárnicos y lácteos, pescados y mariscos.»